19.1.08

Duodécimo

-XII-

Demasiado color ciega el ojo,
demasiado ruido ensordece el oído,
demasiado condimento embota el paladar,
demasiado jugar dispersa la mente,
demasiado deseo entristece el corazón.
El sabio provee para satisfacer las necesidades, no los sentidos;
abandona la sensación y se concentra en la sustancia.


-XII-

Los cinco colores ciegan el ojo.
Las cinco notas ensordecen el oído.
Los cinco sabores empalagan el paladar.
La carrera y la caza enloquecen la mente.
Los objetos preciosos tientan al hombre a hacer el mal.
Por eso, el Sabio cuida del vientre, y no del ojo.
Prefiere lo que está dentro a lo que está afuera.


-XII-

Los cinco colores ciegan al hombre.
Los cinco sonidos ensordecen al hombre.

Los cinco sabores embotan al hombre.

La carrera y la caza ofuscan al hombre.
Los tesoros corrompen al hombre.

Por eso, el sabio atiende al vientre y no al ojo.
Por eso, rechaza esto y prefiere aquello.



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