24.1.06

Trigésimoséptimo.

-XXXVII-

El Tao no actúa, y así no deja nada por hacer.
Si uno entiende esto
todas las cosas del Mundo florecen naturalmente;
floreciendo, solo están restringidas por la Naturaleza.
La Naturaleza no tiene deseos;
sin deseos, el corazón alcanza la tranquilidad,
y así el Mundo en su totalidad puede permanecer en calma.


-XXXVII-
El Tao nunca actúa,
y sin embargo hace todas las cosas.
Si los reyes y barones se atuvieran al Tao,
el mundo se reformaría por sí solo.
Si una vez reformado apareciera el deseo de obrar,
habría que contenerlo con la Simplicidad original sin nombre.
La Simplicidad original sin nombre
carece de deseos.
La ausencia de deseos produce el reposo.
Y el mundo se pacifica por sí solo.


-XXXVII-

El SENTIDO permanece por siempre inactivo,
y nada deja sin hacer.
Si príncipes y reyes se atienen a él,
todas las cosas se forman a sí mismas.
Si se suscitara la codicia,
yo la conjuraría por medio de la simplicidad sin nombre.
La simplicidad sin nombre hace que se ausente el deseo.
La ausencia del deseo, tranquiliza, y el mundo se arregla solo.

Comienza el Libro de la Virtud o Poder.


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